Considero importante comentar las
nuevas investigaciones sobre el dichoso bicho coronavirus. Parece que
el virus de marras se encontraba en Barcelona en marzo de 2019,
concretamente en aguas residuales, según
un estudio de la Universidad de Barcelona.
Al
igual que en Francia analizaron muestras de sospechosos de diciembre
de 2019, los investigadores de la UB han analizado muestras
anteriores al brote, y en una de marzo han hallado restos de
coronavirus. En cuanto a los análisis de la UB hay que ser
cauteloso, pero han seguido los protocolos y ha dado positiva la
muestra, se necesitan más análisis y en más ciudades para
confirmar que el bicho estaba en esas fechas por el mundo, sin causar
grandes brotes ni colapso de hospitales.
Esto
lo que nos viene a decir, es que la narrativa de que la pandemia se
inició en el mercado de Wuhan no se sostiene, y hay que empezar a
desecharla.
Entonces,
¿por qué no han habido grandes brotes hasta marzo en Europa,
diciembre en China?
Puede
que el siguiente artículo sea la respuesta:
La
vacuna
antigripal puede haber ocasionado una interferencia inmunológica
y ser la causante de la mayoría de los casos graves de SARS-CoV-2.
Esto cuadra bastante con los casos de inflamación aguda que se han
visto en pacientes, enfermos supuestamente de Covid-19, y podría ser
una reacción adversa de tipo inmunológico. De
ahí que los brotes han sido después de la vacunación, y se
necesita investigar más para hallar la respuesta a toda esta locura.
¿Es el estado de miedo
injustificado o no?
Como
evidencia cabe destacar
unas vacunas
que se probaron en
ratones
del primer SARS-CoV, y
que la vacuna produjo unos efectos inesperados, efectos inmunológicos
donde los ratones
vacunados enfermaron con mayor frecuencia y gravedad que los no
vacunados. Curioso cuanto
menos.
Según
un estudio militar, los
vacunados por la gripe tienen un riego 36% mayor de sufrir por el
coronavirus.
No
es cuestión de ser anti-vacunas, es que algunas vacunas han
provocado resultados inesperados, como narcolepsia
en la marca Pandemrix. Y también esterilidad,
o parálisis, siendo siempre países pobres los conejillos de
indias de estas vacunas.
Lo
que sí está claro, es que sin autopsias no se sabe qué mata a la
gente, si el virus, si la suma del virus y patologías previas, o si
hay complicaciones durante la enfermedad… sin
autopsias no sabemos cómo actúa el virus, cómo
mata, y por tanto no sabemos como curar o tratar la enfermedad.
Y se han hecho muy pocas,
y se
empezaron a hacer en mayo (marzo y abril sin autopsias, con 2
cojones). ¿Por
qué no se han hecho autopsias? Quizá para tapar la verdadera causa
de la muerte, que seguramente no ha sido el SARS-CoV-2. Para
tapar la posibilidad de la relación con la vacuna de la gripe, ya
que la gripe y el SARS son coronavirus, y la posibilidad de una
interferencia inmunológica es muy grande.
Sin
autopsias no hay ciencia médica, no hay ciencia forense, no se sabe
de qué mueren.
Yo
no me vacunaré porque la vacuna se está desarrollando demasiado
rápido y sin garantias, y no lo digo yo sino que lo
dice una viróloga de prestigio, la Dra. Ilaria Capua.
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